Recientemente han sido publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) las cifras de procedimientos concursales para el tercer trimestre de 2015. De ellas se desprende que el número de deudores concursados asciende a la cifra de 1.143 entre empresas y familias, lo que supone un descenso del 21,3% respecto al mismo periodo del ejercicio 2014. De esta cifra 119 corresponden a concursos de familias, y 1.024 a empresas. Este descenso confirma la tendencia a la baja que se observa desde principios del año 2014.

Este descenso ha sido generalizado en toda España, existiendo sólo tres comunidades que elevaron estas cifras respecto al ejercicio anterior, que fueron Canarias, que aumenta un 65,7%, Cantabria con un 21,4% y Extremadura con un 6,7%. A la cabeza de las comunidades con mayores empresas y familias en concurso de acreedores se encuentran Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid con 243, 194 y 153 concursos respectivamente.

Por sectores, el 22,9% de las empresas concursadas se dedican al comercio, el 18,4% a la construcción y el 12,3% a la industria y energía. El sector de la construcción es el que más ha caído en los dos últimos ejercicios, síntoma de que dicho sector está recuperándose aunque aún está muy lejos de los niveles previos a la crisis. Este descenso del número de concursados viene principalmente de la mejoría de la actividad económica que se está experimentando en todos los ámbitos y, por otro lado, a las últimas reformas introducidas en la Ley Concursal, las cuales han ido enfocadas a dinamizar los procesos concursales.

Otro dato relevante de las cifras publicadas por el INE es que, por número de asalariados, el 56,3% del total de empresas concursadas tiene menos de seis, y de éstas, el 31,0% no tiene ningún asalariado. Así mismo, el 37,4% de las empresas concursadas se encuentra en el tramo más bajo de volumen de negocio (hasta 250.000 euros). Estos dos datos muestran una clara radiografía del tejido empresarial español, el cual está compuesto principalmente por pequeñas y medianas empresas.

Todos los datos anteriores son buenas noticias para la economía del país, ya que la reducción del número de empresas que entran en concurso de acreedores significa que éstas tienen menos problemas de liquidez, menos problemas para encontrar financiación, y que la actividad se va, en general, reactivando. Sin embargo, hay un dato de los que aporta esta estadística que sigue siendo preocupante, y es que de los 1.143 procesos concursales registrados en este tercer trimestre de 2015, únicamente cinco solicitaron el concurso con una propuesta anticipada de convenio bajo el brazo.

Esto es debido a que está costando muchísimo cambiar la mentalidad en España, tanto de las propias empresas, como de los acreedores y bancos, respecto al concursado. Un concurso está diseñado para que una sociedad que tiene unos problemas puntuales, tenga un mecanismo para refinanciar su deuda, obtener la liquidez que necesita y adaptarse lo mejor posible para continuar con su actividad. Sin embargo, al concursado se le ve como un riesgo de impago más que probable, lo que provoca que la mayoría de las empresas que deben solicitar el concurso lo retrasen lo máximo posible, y como consecuencia de ello, sea demasiado tarde para poder hacer frente a un convenio razonable.

En este sentido, un buen escenario contemplaría la solicitud de un concurso temprana, lo que otorgue a la compañía con problemas el tiempo suficiente para acometer las medidas necesarias, tales como su restructuración operativa, planes de viabilidad, etc. para que los bancos y acreedores acepten mejores condiciones de refinanciación de la empresa. Pero un escenario aún mejor, contemplaría la previsión temprana de estos problemas y acometer las medidas sin tener que llegar a situación de concurso, o llegar a esa situación con mejores perspectivas.

Por tanto, como conclusión, los datos publicados parecen confirmar que la economía española está en el buen camino para la recuperación, pero hay que seguir trabajando a nivel de cultura de empresa en materia concursal y de restructuración, para asemejarnos más a otros países de la Unión Europea donde los concursos están enfocados a la continuidad de la empresa y no a la liquidación prácticamente directa de la misma.

Fernando de Orueta
Senior Associate en Data Concursal (@DataConcursal)